Las circunstancias globales a las que nos enfrentamos abrirán muchas más heridas que las que deja el drama sanitario. Las tasas de desempleo con el COVID-19 se disparan hacia máximos históricos; muy por encima de las que vivimos con la última gran crisis del año 2008 en España.
Lejos del caos que se respira hoy en los hospitales y centros sanitarios, se encuentra la hecatombe silenciosa a la que se enfrenta la administración pública haciendo ante un engrosamiento sin precedentes de las listas de parados.
Según los datos de la Seguridad Social, poco antes de las semanas más críticas ocasionadas por el COVID-19, en España ya había casi un millón de afiliados menos (900 000); más de 300 000 personas se habría inscrito a las listas del paro y este cómputo no cuenta con los más de 600 000 trabajadores afectados por los ahora archiconocidos Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE ).
Un escalada gradual y marcada
El gran descenso de actividad comenzó el día 9 de marzo ante el cierre de centros educativos. Esta fue la primera carta caída de un castillo de naipes que todavía casi en el mes de mayo seguimos viendo desplomarse.
Muchas empresas se han visto en la obligación de reconvertirse al teletrabajo o el reparto a domicilio para poder seguir facturando una cantidad mínima y no tener que cerrar, sin embargo, a medida que el estado de alarma se prolonga y las medidas de confinamiento se endurecen, muchos empresarios ven la luz del final del túnel cada día más lejana.
Una España sin turismo
El turismo es uno de los grandes pilares de la economía española. Tanto es así que el Consejo Mundial de Viajes y Turismo estima que este sector aporta nada menos que casi el 15 % del PIB nacional (unos 170 000 millones de euros).
La cantidad de puestos de trabajo dependientes de forma directa o indirecta de este sustento abarca desde las aerolíneas, navieras, hoteles, parques de atracciones y agencias de viajes hasta los pequeños comercios locales y todas las empresas de restauración, que han visto su actividad mermada en un 98 % en el mes de marzo.
Las dudas suben proporcionalmente a las listas del paro y con ellas las consultas a asesorías y la carga de trabajo de estas. Los españoles (tanto empleadores afectados como empleados) no dejan de preguntarse sobre cómo afrontar las circunstancias, qué posibilidades hay, qué ayudas, qué derechos. Las respuestas están en manos de expertos. Estas asesorías juegan un enorme papel en este tipo de situaciones excepcionales e inquietantes derivadas de las tasas de desempleo con el COVID19 y sus consecuencias. Hacer uso del servicio de una buena asesoría con cobertura legal y personalizada es la mejor opción a seguir para todos los ciudadanos que deseen desenvolverse con tranquilidad en tiempos revueltos.
